Después de haber analizado durante las últimas semanas los 10 mandamientos de la felicidad vamos a iniciar esta semana una nueva serie dedicada a otro de los principales elementos necesarios para ser feliz: la autoestima.
Lo primero que nos tenemos que preguntar, para iniciar esta nueva serie, es ¿qué es la autoestima?
Coloquialmente solemos hablar de la autoestima como un rasgo propio de personas tienen una alta consideración de sí mismos, pero eso es lo que los expertos llaman «falsa autoestima» y que tiene más que ver con el ego que con la autoestima.
Desde el punto de vista de la psicología, la autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento, dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.
Conocida esta diferencia, es fácil ver que en muchos casos confundimos dos conceptos que no tienen nada en común y que son el egoísmo y la autoestima. El egoísmo, su propio nombre lo indica, está referido a nuestro ya conocido y trabajado Ego, esa parte de nosotros que nos hace “confundirnos”. Mientras que la autoestima es un compañero de viaje fundamental para tener una vida plena y feliz que es lo que todo ser humano anhela.
Dicho de otra manera no hay que confundir la valoración propia con la arrogancia. Yo puedo decir que soy una creación perfecta de Dios con la capacidad de ser feliz por mí mismo y eso es autoestima; pero si yo digo que soy mejor que los demás ese sí es el egoismo o la falsa autoestima, que puede ser de dos clases: la de aquellos que se creen mejores que los demás y la de los que se sienten peores que los demás.
Cualquiera de estas dos opciones que llevan a la comparación con otros, son de nuevo fruto de otro gran error, que demuestra un desconocimiento del valor real del ser humano. Es confundir la comparación externa con la autoevaluación interna. Cuando una persona se convierte en buscadora compulsiva de la aprobación externa, bloquea automáticamente su libertad y su capacidad de ser feliz.
Una persona necesita encontrar la aceptación de otros cuando él no se acepta a sí mismo. Se podía decir que esa persona pierde el tiempo y la paz buscando la felicidad en el lugar equivocado. Si yo me acepto a mí al 100%, no necesito buscar aceptación de nadie; si los demás me aceptan o no me aceptan, eso ya será un problema de ellos.
En resumen la autoestima es totalmente inversa al ego y no tiene nada que ver con comparaciones externas. La autoestima nos recuerda que la relación más importante que tenemos que cuidar en nuestra vida es la relación con nosotros mismos y una vez que esta relación es la adecuada lo demás fluirá solo. «Ama al prójimo como a ti mismo»
La sana autoestima se reconoce con resultados internos de paz y felicidad, que son los que permiten reconocer y saber que confías en ti mismo. La autoestima nos recuerda que no existe ningún ser humano que no tenga un gran tesoro interior, que no tenga unos grandes valores. Es el razonamiento de que somos apropiados para la vida, competentes y que tenemos valía; es estar consciente y confiado en uno mismo.
La autoestima es necesaria para poder usar tus valores y para usarlos primero tienes que saber que los tienes. Una vez más te invito a analizar este tema desde una visión introspectiva y analiza que tipo de comunicación interna sueles utilizar más de las que aparecen en estas dos columnas:
USUAL (yo no merezco) | ARMÓNICA (yo valgo) |
No vuelvo a creer en nadie | creo en los demás y los demás creen en mi |
No vuelvo a enamorarme porque no hay gente con valores | Otros reconocen mis valores y yo reconozco los valores en ellos |
No se puede confiar en nadie | Soy merecedor de total confianza |
Piensa mal y acertarás | Los demás son como yo los trato |
Solo a mi me pasa eso | Aprendí algo importante |
Compañías ni con la almohada | Soy justo y sé cooperar |
Es mejor solo que mal acompañado | Siempre puedo ayudar a los demás |
Todo es muy difícil | Siempre hay algo nuevo por aprender |
Este es un valle de lágrimas | Aprovecho la experiencia de vivir |
A mi nadie me quiere | Expreso el amor y el valor que hay en mi |
Todo el mundo tiene su segunda intención | Encuentro satisfacción en mis relaciones |
En la vida todo es una lucha titánica | Disfruto cada resultado que obtengo |
La autoestima es la disposición a considerarse competente frente a los desafíos básicos de la vida y sentirse merecedor de la felicidad. Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir, competente y merecedor; mientras que tener una baja autoestima es sentirse inapropiado para la vida.
Las próximas semanas profundizaremos en estos temas y analizaremos algunas claves fundamentales para reforzar y conseguir una adecuada autoestima que nos permita disfrutar del camino de la felicidad porque como dijo Goethe «Confía en ti y sabrás cómo vivir»
Feliz semana!!