Quien no ha tenido experiencias totalmente diferentes ante un mismo tipo de servicio. Por ejemplo alguna vez has querido salir corriendo de un restaurante porque el camarero te tiraba los platos a la cara y en cambio conoces algún restaurante de esos al que siempre quieres volver? Pues te pediría que te parases un momento a pensar cual es la diferencia entre un sitio y el otro porque seguramente tenga que ver con la calidad de servicio.
Esto de la Calidad de servicio suena a asignatura de un MBA, pero me vas a permitir que hoy lo analicemos desde un punto de vista diferente al que enseñan las escuelas de negocio y es desde el punto de vista de la persona que presta el servicio.
Para que un servicio sea diferencial por supuesto lo primero que es necesario manejar es la información adecuada, entendida como el conocimiento necesario para poder ofrecerlo. Pero estarás de acuerdo conmigo que más allá del saber hacer, que se se puede aprender con estudio y experiencia, esta lo que se llama la habilidad o incluso lo que podríamos llamar «el arte» de cada uno. Esto es lo que vamos a llamar «saber hacer» o convertir cualquier cosa que hagamos en una misión de servicio.
La misión de servicio es todo aquello que en la vida más nos gusta hacer, es aquello con lo que mas disfrutamos y en lo que ponemos en marcha todos esos valores de los que hemos hablado tantas veces. Y claramente si pones en algo todos tus valores eso se nota y la vida te lo devuelve de forma incrementada el valor que tú le pones. al hilo de esto déjame compartir contigo una historia que cuentan los maestros:
Llegaron tres hermanos a las puertas del cielo y antes de decidir cuál sería su próximo destino Dios les preguntó:
– «¿Qué hicisteis con el drenario que os di antes de esta vida?»
El primero hermano dijo
-«Yo lo invertí en ese negocio y lo perdí»
y Dios le contestó
– «Estupendo pues entonces tú iras al cielo».
El segundo hermano dijo
– «Yo lo invertí y conseguí tres drenarios más»
y Dios le contestó
-«Muy bien, pues tú también al cielo».
Y el último hermano dijo muy sonriente
– «Pues Yo lo guarde para no perderlo»
y Dios le contestó
-«Pues tu aun tienes algo que aprender así que iras al infierno».
La abundancia no es tener, es saber que tienes, es saber que si no te arriesgas no obtienes, si no haces lo que tu corazón te dicte no vives. Hay gente que tiene dos y da uno y hay gente que tiene mil y no da ni uno. Si quieres saber lo que das observa lo que recibes.
Se trata por tanto de ofrecer un servicio sin poner límites a nuestra capacidad, independientemente del tipo de servicio, el lugar en el que lo realizamos, la persona a la que se lo ofrecemos o incluso sin tener en cuenta la compensación que se puede recibir por hacerlo.
Esta última parte es la que nos suele resultar más difícil y es cuando terminamos confundiendo nuestra misión con nuestras aficiones y no ponemos en nuestra función el mismo interés, entusiasmo, cariño y dedicación que le ponemos a nuestra aficiones.
EXPRESA TUS VALORES SIN CONDICIÓN Y SIN RESTRICCIÓN.
Cuando estamos hablando de incondicionalidad, estamos hablando de empezar a ver los valores que tenemos dentro de nosotros y empezar a utilizarlos correctamente, sin condiciones, sin restricciones. Esto requiere ciertas técnicas y requiere un trabajo consciente sobre nosotros mismos.
Todo lo que pasa en el mundo físico se origina desde nuestro interior, desde nuestro mundo interior, se origina todo lo que sucede a nuestro alrededor, las experiencias que vivimos. Cuando creemos lo contrario, cometemos el error de intentar modificar lo que pasa fuera para poder encontrar una satisfacción que no encontraremos. Eso es lo que hemos estado haciendo durante miles de años sin obtener resultado.
La propuesta es quitarnos todas las limitaciones y restricciones. No nos interesa ni lo que sucede afuera, ni lo que los demás hacen, ni la condición evolutiva que tengan, ni los procesos que estén viviendo, ni los destinos; nada de eso nos interesa porque no depende de nosotros. Nos interesa una sola cosa que si depende de nosotros: ofrecerle a cada ser, a cada persona, a cada circunstancia con la cual nos relacionemos, el 100% de lo mejor que hay en nosotros.
Ya lo decía Jesús: «buscad el reino de dios dentro de vosotros y lo demás se os dará por añadidura». Primero disponte a dar para poder recibir. La cultura nos vendió que hay que dar sin recibir nada a cambio, y eso es un error, porque ¿qué capacidad de servicio puede desarrollar una persona que no recibe nada?, muy poca, casi nada, yo diría nula, porque el universo funciona de otra manera.
Las acciones dentro del campo de la materia, se rigen por una ley que se llama la ley de la compensación. No existen los derechos por naturaleza, los derechos se generan, se crean a través de la capacidad de servicio.
No cuantifiques al universo porque te equivocaste, simplemente ábrete a recibir lo que venga, lo que la vida tenga para ti. Ábrete a recibir, pero sin condiciones. No le pongas condiciones ni a cuanto vas a recibir, ni a quien le vas a prestar el servicio… solamente da lo mejor y jamas se te ocurra cerrarte a recibir, nunca pienses: es que la vida me está dando mucho. Ni tampoco pienses que te está dando muy poquito; te está dando lo correspondiente a tu capacidad de servicio. Si amplío mi capacidad de servicio, me llegan muchos más recursos, ese es todo el secreto y eso se llama INCONDICIONALIDAD. Y eso va para todo, para relaciones, para negocios, para salud, para lo que sea…
El éxito no es acumular muchas cosas sino ser felices con las que tenemos. Practica la abundancia esta semana y dedícale a tu vida lo mejor de ti!!!
Feliz semana!!