Con el tiempo aprendí

En el mundo hay 3 tipos de personas:

  1. Los que luchan para cambiar su entorno sin éxito.
  2. Los que luchan para cambiar su entorno con éxito.
  3. Los que aprovechan el entorno para hacer un cambio interior.

Las dos primeras opciones se basan en la lucha, y como ya conoces bien, cualquier lucha es el camino perfecto al sufrimiento. La creencia social de que la lucha es una buena compañera de viaje está totalmente extendida y nos tiene tan engañados que luchamos hasta «la extenuación» incluso hasta la muerte.

A cambio, aquellos que en ved de luchar aprovechan el entorno para hacer un cambio interior, son los que sustituyen la lucha por sabiduría. Y este cambio solo se hace cuando se comprende que detrás de todo «problema», lo que realmente hay es una oportunidad para aprender a ser feliz. Este camino de aprendizaje es el que nos permite trascender definitivamente las limitaciones mentales y como consecuencia los conflictos externos.

En resumen, podríamos decir que la saturación del sufrimiento lleva a la persona a abrir la mente a nuevas posibilidades y buscar información de sabiduría para darse cuenta de que lo que cambia no es lo de afuera, cambia lo de dentro y ese cambio interno se producirá por una comprensión y la comprensión es el resultado de un recorrido, de un proceso que tiene mucho que ver con nuestro campo mental.

Los problemas del ser humano estás en la mente y no en lo que nos ocurre fuera. Nuestra mente nos hace ver la vida distorsionada, la vemos desde los conceptos y creencias limitantes que nos convierten en esclavos de nosotros mismos.  ¿Qué te parecería si yo te dijera que la lucha solo es necesaria para que lleguemos a ese punto de saturación en el que comprendamos realmente lo inútil que resulta intentar modificar lo externo sin modificar lo interno?

Si uno piensa que hay que cambiar algo es porque piensa que eso está mal. En cambio si observamos cualquier evento, no desde esta dualidad del bien y el mal, sino desde la comprensión de la ley del Amor, entonces lo podemos ver como algo que forma parte de un orden perfecto, como «algo necesario», como una necesidad pedagógica para el aprendizaje de quien lo está viviendo.

Desde esta perspectiva «lo necesario» es una oportunidad maravillosa que nos da el universo para aprender a ser felices y para aprender a Amar. De ahí que se trate de algo pedagógico y lo clasificamos como problema porque aun «no sabemos» cómo resolverlo y nos parece una «experiencia difícil» y eso no nos gusta.

A cambio el camino de la sabiduría nos dice que los eventos de nuestro entorno nos muestran dos cosas:

  1. Nuestras limitaciones: cuando consideramos que tenemos que pelear contra ello
  2. Nuestras virtudes y comprensiones: cuando vemos en cualquier evento la oportunidad de aprender

Empecemos pues a darnos cuenta de que no hay problemas ni cosas difíciles. Miremos la vida sabiendo que en la realidad solo hay eventos neutros; el drama, la tragedia, la creamos nosotros en la mente frente a eventos que aun no somos capaces de comprender y eso no nos gusta.

No hay problemas, son oportunidades de aprendizaje necesarias y correspondientes. Tampoco hay nada difícil en el universo, todo es fácil, lo que sí es claro es que nos falta entrenamiento para manejar ciertas situaciones, nos falta sabiduría o nos falta información apropiada. En ved de huir, pelear o considerar los eventos de nuestra vida algo difícil o imposible te propongo borrar de nuestro vocabulario la palabra imposible y la palabra difícil y pensar «yo puedo hacerlo» o preguntarnos «¿qué es lo que puedo aprender de esta situación?» y saber que puedes afrontar cualquier «problema» con entrenamiento y confianza en ti mismo y encontrar la mejor solución de Amor que me permita trascenderlo.

No existen sino oportunidades de aprendizaje en la vida, y la mejor manera de afrontar cada día es pensando que «agradezco a mis entrenadores que cada día me permiten tener más fuerza interior» y mis entrenadores son esas situaciones que yo aun no soy capaz de afrontar con sabiduría, desde la paz y aplicando la energía todo poderosa del Amor.

El universo no tiene frenos, es una expansión gigantesca total y en continuo cambio. Solo nosotros le ponemos los límites a nuestra felicidad y nos quedamos inmerso dentro de nuestros «problemas de siempre». Si rompemos todos los límites mentales de nuestro pensamiento y creencias, podemos llegar a ser unos maestros de sabiduría. Aprender lo que se llama la maestría no es instantáneo, es un proceso.  Es un proceso precioso que te animo a afrontar disfrutando de lo que eres capaz de cambiar fuera cambiando únicamente lo que piensas, sientes o comprendes desde dentro y para celebrar este cambio te regalo este maravilloso vídeo que habla de cómo «Con el tiempo aprendí…»