La punta del Iceberg

Continuando con el tema de Vivir consciente que iniciamos la semana pasada, esta semana vamos a llevarlo a nuestra experiencia consciente del día a día.

Seguro que has oído alguna vez que vivimos en un mundo en lo que lo único que vemos es la punta del iceberg, la clásica punta de un inmenso iceberg de mecánica cuántica. Para comprender esto un poco mejor vamos a verlo desde el punto de vista del funcionamiento del cerebro.

Nuestro cerebro tiene aproximadamente 100 mil millones de neuronas y gestiona 6 trillones de reacciones por segundo en todo tu cuerpo, cada una de las cuales está relacionada con todas las demás. Además experimentamos unos 70.000 pensamientos cada día de los que el 95% se repiten día tras día (curiosamente el 80% son pensamientos negativos). En resumen podemos decir que nuestro cerebro procesa unos 400 mil millones de bits de información por segundo, pero sólo somos consciente de unos 2.000 bits de toda esa información.

Teniendo en cuenta estos datos podríamos hacer un símil y pensar que nuestros sentidos son con una cámara que está continuamente grabando información en una cinta que es nuestro cerebro y que muchas veces esa cinta graba cosas que nuestra mente consciente no es capaz de identificar o procesar. Esto es así porque nuestro cerebro para poder “sobrevivir” necesita reducir toda esa información para utilizar solo “la esencia” que le permita tomar decisiones. Esto hace que en muchas ocasiones nuestro cerebro funcione de forma inconsciente y “nos engañe” utilizando información distorsionada o completando información que aunque «creemos» que conocemos realmente no terminamos de comprender.

Veamos un ejemplo: Lee lo mas rápido que puedas el siguiente texto:

En difreetnes invesigtacinoes los cinefiticos inlgeses descbureiron, que es de pcoa impotrancia en que odern etsan las lertas en las palbaras, lo mas improtnate,es que la prirmea y ulimta lerta tieenn que esatr en su luagr. Lo den meido no es imoprtnate, aun asi pudees leer. Poruqe nosrotos lemeos las pablaras enetras y no lerta por lerta.

Ahora observa con cuidado lo que acabas de leer. Este efecto lo realiza el cerebro gracias a información que tiene ya aprendida. Esto es lo que podríamos llamar “el automático” y que nos permite relacionarnos de forma más eficaz y rápida. El problema es que igual que nos facilita la vida, también puede empobrecer bastante nuestras experiencias disminuyendo notablemente la calidad de nuestra vida.

Relacionado con este tipo de efecto los científicos Richard Bandler (matemático, psicólogo gestáltico y experto en informática) y John Grinder (lingüista) creadores de la Programación Neurolinguistica, descubrieron algo extraordinariamente práctico que nos ayuda a descubrir estos mecanismos de la mente y que llamaron el «Metamodelo». El metamodelo es una técnica de análisis del lenguaje que se basa en encontrar «la estructura profunda de la experiencia personal» que se oculta cuidadosamente en tu comunicación diaria.

Grinder y Bandler observaron que, al moverse desde la estructura profunda del iceberg a la superficial, es decir, al poner en palabras nuestras experiencias, las personas, de manera inconsciente presentamos información parcial sobre la experiencia (a esto lo llamaron omisión), genaralizamos a la hora de observar el mundo y a los otros ignorando posibles excepciones y condiciones especiales (a lo que llamaron generalización) y sobresimplificamos o falseamos sobre lo que es posible o lo que ha sucedido (y a esto lo llamaron distorsión).

Una vez observada estas formas de comunicación, el «metamodelo» nos propone hacernos preguntas que hagan aflorar y identificar estas omisiones, generalizaciones y distorsiones. Veamos algunos ejemplos de cada tipo

  • Para identificar cuando utilizas las generalizaciones fíjate en aquellas frases en las que utilizas «todo o nadie» y ante este tipo de frases hay que hacerse la pregunta ¿todo, todo? o ¿Nadie, nadie? o cuando decimos «no puedo, no debo o tengo qué» y esto se puede profundizar haciéndote la pregunta ¿qué pasaría si lo hicieras o si no lo hicieras?
  • En cuanto a las eliminaciones es muy habitual estructuras como «Soy incapaz» y la pregunta a hacerse frente a esta estructura es ¿Incapaz de qué? o cuando hacemos comparaciones sin referencia utilizando mejor/peor, difícil /fácil, bueno/malo, más/menos, etc y la pregunta es ¿Mejor que qúe? ¿Más o menos fácil que qué? etc.
  • Por último las distorsiones como por ejemplo «Necesito experiencia» y ante esto la pregunta es ¿Qué es lo que necesita experimentar? o cuando decimos «Conozco tus intenciones» y la pregunta es ¿Cuáles son esas intenciones? o cuando decimos «Ya ha vuelto a hacerlo, como la otra vez» podríamos preguntarnos  «¿Qué fue lo que hizo y cuándo?»

Lo que buscamos con todas estas cuestiones es salir de ese “modo automático” y empezar a ser más conscientes. Esto es darnos cuenta de que en muchos casos cuando nos enfrentamos a situaciones de sufrimiento y «creemos» que no podremos superarlas, simplemente estamos dejando fuera mucha información que realmente tenemos dentro y solo profundizando un poco en nosotrso mismos podríamos descubrir lo que tenemos oculto en la zona profunda del iceberg y nos pueda ayudar en este camino de aprendizaje hacia la felicidad y la plenitud.

El desarrollo del cerebro tiene una relación directa con las experiencias mentales, necesarias para el crecimiento de la conciencia. Trascender las limitaciones mentales, cuestionándonos muchos de los «metamodelos» con los que hemos estado conviviendo durante mucho tiempo para elevarnos por encima de la naturaleza del cerebro, y darle a la mente la característica de la Conciencia y la comprensión necesaria para aplicar comportamientos de Amor que como sabes deja atrás el miedo y el sufrimiento y se caracterizan por la Confianza la Paz y la felicidad.

Identifica en tus conversaciones si estás aplicando generalizaciones, eliminaciones y distorsiones sobre todo en aquellas ocasiones en las que tú sientas que cualquiera de las formas de afrontar tu vida supongan para ti una limitación

Feliz semana!!!