¿Qué gafas llevas puestas?

El séptimo mandamiento de la verdadera felicidad dice así:
“Deshazte de la carga del prejuicio”
Sin duda la acumulación de prejuicios genera una carga complicada de llevar, sobre todo porque dificulta enormemente la capacidad de relacionarse con los demás incluso con uno mismo.

El prejuicio surge de la creencia de que existen situaciones correctas o incorrectas, y como ya hemos hablado muchas veces las situaciones simplemente «son» y somos cada uno de nosotros los que le damos una carga positiva o negativa en función de las creencias que tengamos.

Una vez más topamos con el ya conocido «sistema de creencias» o lo que es lo mismo las gafas con las que vemos la vida. Los errores más comunes que nos limitan son los que se originan en creencias del tipo «yo supuse, yo creí, yo imaginé… Si a cambio afrontásemos nuestro día a día desde la sabiduría de la comprensión soltando los prejuicios y abriendo nuestra mente a las infinitas posibilidades que nos ofrece la vida, nos sentiríamos mucho más ligeros.

Los juicios nos llevan a interpretar, a criticar y a condenar a las personas que no se comportan como nosotros creemos que deben hacerlo solo porque hacen las cosas de una forma diferente a lo que “Creemos que son correctas”. Pero si somos realmente conscientes la pregunta que nos podríamos hacer es: ¿qué es «lo correcto»?

Para liberarse de esta carga que suponen los prejuicios solo hay que practicar el ejercicio de aceptar. Aceptar supone respetar al otro, sin juzgarlo ni criticarlo, permitiendo que encuentre su conclusión y comprendiendo que cada uno vive su propio destino. Pero también supone aceptarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias. De esta manera si lo piensas conseguimos la libertad tanto de uno mismo como de los demás.

Ya sabes que libertad en este contexto significa tener la capacidad de ser feliz por uno mismo independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor. Sé que dicho así parece fácil pero se trata de un ejercicio que necesita de una profunda comprensión y su correspondientes renuncias.

Renunciar a criticar, juzgar, condenar y castigar tanto a los demás como a uno mismo, comprendiendo que cada uno hace lo mejor que puede con lo mejor que sabe. Si renunciamos a controlar, a prohibir, a imponer, a interferir, a juzgar o a criticar a los demás permitimos que ellos sean lo que realmente son y no lo que yo quiero que ellos sean y nos permitimos a nosotros mismos ser como realmente somos: seres repletos de valores.

La propuesta esta semana es dejar de juzgar y de presuponer. ,La suposición es un vicio mental que modifica tu estructura mental negativamente y por supuesto, te resta oportunidades de éxito, oportunidades de salud, oportunidades de satisfacción, oportunidades de mantener buenas relaciones…

Hay que tener en cuenta que nuestros prejuicios no son más que un reflejo de nuestros miedos inconscientes que generan reacciones internas de defensa. Si hay algo externo ante lo que te sientes molesto y «te defiendes» es muy posible que se trate de un indicador de algún punto de vista que te convenga cambiar. Piensa qué cosas son las que te molestan y desde ahí busca en ti qué necesitas cambiar.

Una vez reconocido con claridad el prejuicio real, tendrás una idea más clara para solucionar los problemas. Solo desde este punto puede iniciarse el ejercicio para liberarse definitivamente de los viejos programas de defensa y terminar con el último reducto de la IGNORANCIA INCONSCIENTE, donde se esconde EL MIEDO.

Solo cuando la persona deja de juzgar y comienza a comprender el verdadero origen de su problema puede iniciar la liberación. Cuando ya te das cuenta de que no te tienes que defenderte de nada y solo se trata de aprender a soltar los prejuicios es cuando puedes renunciar a la agresión y abrirle la puerta a la convivencia pacífica.

No respetar a los demás genera agresión mientras que no juzgar a nadie genera respeto. Cuando tu interior está lleno de respeto, lleno de armonía, lleno de capacidad de disfrutar lo que haces es desarrollar las 3 virtudes que todos buscamos obtener en nuestras vidas:
Ser totalmente FELIZ y no tener ningún sufrimiento ante nada, por nada, por ninguna circunstancia
Mantener tu PAZ interior que no se altera ni se pierda ante ningún tipo de circunstancia lo que hace que no tenga la más mínima reacción de agresión, ni de invalidación, ni de crítica, ni de juicio de nada ni de nadie.
Tener una capacidad de SERVICIO sin condición ni restricción de ninguna naturaleza y que pueda llegar a cualquier persona o situación de tu vida
Te invito a revisar qué gafas llevas puestas la mayor parte de tu vida si las gafas del prejuicio o las gafas de la aceptación y como complemento a esta reflexión ver este interesante experimento que hizo Coca-Cola sobre los prejuicios para ver qué te parece https://youtu.be/y10u_THQ7w0