Después de 9 de las 12 decisiones que ya hemos repasado: Amar, Aceptar, Asumir, Actuar con serenidad, Agradecer todo lo que aprendo, Valorar disfrutando de todo, Adaptarme, Respetar y Aprovechar sabiamente el destino, esta semana iniciamos la recta final con la 10ª decisión que dice así:
Yo decido: Flexibilizar mi mente para acelerar mi crecimiento espiritual
¿Qué significa flexibilizar la mente? Flexibilizar la mente significa dejar de pelear con la vida y aprender a adaptarse a todo, significa no luchar contra nada, no criticar a nadie, no juzgar a nadie, significa no hacerle resistencia a nada porque todo eso son parte de nuestras rigideces mentales.
La flexibilidad mental es la que nos permite tomar decisiones para ceder, adaptarnos a las circunstancias y respetar a los demás desde la comprensión y no desde la resignación. Aquí merece la pena aclarar la distinción entre resignación y flexibilidad .
- La resignación surge al creer que yo no soy capaz de cambiar las circunstancias y deja frustración en tu mente y esa frustración le hace resistencia a la vida.
- La flexibilidad surge al comprender que cada circunstancia de la vida cumple un propósito de amor que hace todo perfecto y necesario y deja absoluta paz en nuestra mente.
En resumen, la resignación es el refugio de la ignorancia y la flexibilidad está situada en la comprensión.
La mente, junto con ese entrenador de la ignorancia que es el Ego, para mantenernos en la resignación nos confundirá con frases como eres un indolente, indiferente, insensible, malo, duro de corazón, te falta personalidad, conformista, servil, borrego, te lavaron el cerebro… y todas esas frases que solo son miedos disfrazados que invitan a la resistencia a la vida.
Para salirnos de la ignorancia necesitamos practicar la flexibilidad mental. La flexibilidad mental supone estar siempre dispuesto al cambio, estar siempre dispuesto a adaptarnos, estar siempre dispuesto a respetar, estar siempre dispuesto a aprender cosas nuevas y abrirte a nuevas oportunidades. Cuando alguien dice “yo soy así y a mí nadie me cambia” acaba de firmar su sentencia de muerte.
Cuando nos resistimos a un cambio y afirmamos “no puede ser lo que me está pasando” o nos resistimos a la cualidad de una persona cercana que “nos saca de quicio” o nos peleamos con una persona que “no nos cae bien”; cuando nos resistimos a una ideología que “nos parece intolerable” o a determinados comportamientos que “nosotros nunca haríamos”, es como si estuviéramos creando una relación de dependencia de por vida.
Esta dependencia se produce, como dicen los expertos, por el efecto provocado por la ley natural de “Lo que se resiste persiste”. Se trata de una ley física que se puede aplicar igualmente a la vida. Cuando “te resistes a algo” lo que realmente estás haciendo es pelearte por algo que no has podido resolver y que lo proyectas fuera pero que realmente está en ti.
Sólo alguien bondadoso puede apreciar la bondad de una acción o sólo alguien con sentido estético puede apreciar una gran combinación de colores. De la misma forma cuando vemos una persona, ideología o comportamiento que no nos gusta, no podríamos verlo si no estuviera dentro de nosotros en algún sentido.
Este efecto de resistencia nos hace poner nuestra energía en lo que no queremos más que en lo que queremos lo que genera rigidez mental que es la mejor manera de perder la tan ansiada paz interior y correspondiente felicidad. Poner el foco en lo que no queremos es reflejo del miedo a salir de nuestra zona de confort y una vez más nos invita a la resistencia al cambio
La resistencia al cambio es una resistencia a trabajar sobre nosotros mismos y nos hace perder oportunidades aunque sea para mejorar. Esto nos ocurre porque no nos damos la oportunidad de probar otras alternativas ni ser flexible con las respuestas que nos da la vida y terminamos resignandonos
Vamos a proponer un cambio radical en nuestra estructura mental, un cambio de 180 grados (no de 360 grados porque volveríamos al mismo punto) para adquirir flexibilidad mental y crear el hábito del servicio practicando constantemente, cada vez que se presente la oportunidad, los siguientes tres juegos que crearán el hábito de la prosperidad:
- Yo primero: tomar el primer tumo para hacer aquello a lo que nuestro ego se resiste por ejemplo lavar, barrer, planchar, cocinar… ;0)
- Voluntad de servicio lo que significa renunciar a quejarme de ninguna labor y a cambio la disfrutar todo lo que hago
- El que cede gana: que en esto ya tenemos experiencia hace un par de semanas, y se trata de darle gusto a la otra persona y hacer una pequeña renuncia a tus gustos.
Como siempre la flexibilidad mental nos invita a dejar de resistirnos con lo que ocurre a nuestro alrededor y comenzar a hacer un trabajo interior para superar nuestras propias limitaciones lo que nos dará un resultado de prosperidad. Se trata de dejar de poner resistencia a lo que «creemos que son problemas» porque eso solo nos genera más problemas.
A cambio busca en tu interior la paz, la sabiduría y la felicidad y lo de fuera como consecuencia se transformará en una vida plena, feliz y llena de satisfacción. Te envío un vídeo que representa de forma muy gráfica este efecto de la resistencia frente a la flexibilidad mental: https://youtu.be/992hjgrYZoc
A la hora de afrontar cada día de esta semana recuerda:
LO QUE SE RESISTE PERSISTE, MIENTRAS QUE …
LA FLEXIBILIDAD CREA EL HÁBITO DE LA PROSPERIDAD
Feliz semana!!