¿Tienes «deberes para casa»?

Continuemos con nuestra lista de decisiones. Esta semana nos toca «aprovechar». Recordemos nuestro propósito: Yo decido: Aprovechar sabiamente el destino que yo mismo diseñé y toda oportunidad que la vida me presente
Aprovechar sabiamente el destino, significa que, decidimos aprovechar las dificultades como las mejores oportunidades que la vida nos presenta para nuestro desarrollo y para aprender a ser felices.
Si no tuviéramos dificultades, si no hubiera retos, si no hubiera cosas que nos costara trabajo aprender a manejar, ¿cómo haríamos para desarrollarnos? ¿cómo aprenderíamos la habilidad de ser felices independientemente de lo que suceda al alrededor? ¿como pasaríamos de las creencias a la sabiduría?

SABIDURÍA ES VER EL DESTINO COMO UNA OPORTUNIDAD DE APRENDER

Para ayudarnos a comprender esta visión, de aprovechar la vida como una oportunidad de aprender, vamos a imaginar que la vida es como una escuela organizada a través de lo que llamaremos diseños pedagógicos. Los diseños pedagógicos de la vida son un «plan de estudios» que tiene como objetivo enseñarnos diferentes asignaturas o temas que necesitamos comprender.

Imagina por un momento que has regresado a tu infancia, en la que la vida giraba normalmente en torno a cosas relacionadas con la familia, los amigos o el cole. Se trataba de una vida sencilla en la que aprendíamos de cada situación y en la que si buscamos un punto común y habitual era sin duda superar retos. Los retos, si recuerdas, era una de las mejores herramientas para aprender:

Los retos con nuestros padres para aprender de ellos, pero también para cuestionarse todo lo que nos pedían o decían y poder comprobar dónde estaba el límite que no podíamos cruzar…
Los retos con los amigos que consistían simplemente en jugar. Jugar a ser, jugar a conseguir, jugar a soñar, jugar a demostrar quien «era el más»… jugar a ser el mas simpático, el mas divertido, el más hábil… el mayor problema consistía en verificar quien conseguía colar el primero una pelota o quien conseguía llegar el primero a una meta o simplemente quien era más alto, el más rubio, o el que mejores chistes contaba… estos eran retos que nos hacían disfrutar porque por lo general los afrontábamos jugando…
Por último los retos que nos ponían en el cole que en general no nos parecían los más divertidos porque se trataba de parte de «nuestras obligaciones». Aquello de hacer ejercicios, hacer los deberes o resolver problemas y estudiar lo que nos decían los profesores no solía ser lo que más nos divertía y en especial lo que más nos complicaba la vida eran los «deberes para hacer en casa» porque nos quitaban tiempo para otras actividades más divertidas.
En definitiva aquella época la podíamos resumir en un conjunto de situaciones, retos y aventuras cuyo el objetivo era aprender a resolverlos cada día un poco mejor y en ese proceso conseguimos ir creciendo cada día hasta hacernos adultos.

Déjame que volvamos de nuevo a la infancia y profundicemos por un momento en los retos del cole que son los que más nos solían aburrir y que parecían lo más complicado de afrontar y en especial en esos que llamábamos «problemas». Por ejemplo los problemas de matemáticas que nos hacían repetir tantas veces como fuera necesario hasta que aprendiéramos a hacer diferentes cálculos matemáticos y aplicar ciertas lógicas.

Seguro que como yo recuerdas alguno de ellos como por ejemplo «A qué velocidad circula un tren que viaje durante 6 horas de Madrid a Oviedo sabiendo que la distancia entre estas dos ciudades es de 380 KM» u otro también muy típico «Una tendera lleva al mercado por la mañana 500 manzanas en un cajón y a lo largo del día vende 100 manzanas a un colegio, reparte 5 manzanas a unos amigos y su hijo se come 1 manzana. ¿Cuantas manzanas le quedan al finalizar el día? …

La primera vez que nos planteaban ese tipo de ejercicio no entendíamos nada y pensábamos que era imposible conseguir un resultado lógico. Pero poco a poco íbamos repitiendo ejercicios del mismo tipo hasta que por fin un día «clic» lo comprendiamos todo y entonces dejaba de ser un problema. Entonces lo que antes nos parecía un problemas en un momento pasaba a ser un juego de niños y simplemente con leer el enunciado ya estábamos haciendo las sumas, restas, multiplicaciones y divisiones correspondientes y el resultado llegaba casi solo a nuestra mente. Se volvía incluso divertido y lo mejor de esta comprensión es que una vez demostrado a la profe que ya sabíamos hacerlo dejaba de ponernos más problemas similares para casa.

Esto es lo mismo que nos pasa en la vida. Si hay algo en tu vida que aun lo consideras un problema es porque aun hay algo que no has comprendido. Toda situación ante la cual encuentras dificultad es un ejercicio que te enseña a buscar la manera de resolverla. Si además en ved de APROVECHAR la situación como un ejercicio con el que poder «divertirme aprendiendo» lo afronto como un problema imposible de resolver mi tendencia es bloquearme y la situación se presentará una y otra vez hasta que la afronte con la comprensión necesaria.

Parece injusto pero precisamente lo que más temes es lo que no has comprendido y para poder aprender a manejarlo necesitas hacer ejercicios con ello hasta que consigas comprenderlo. Esta es la razón por la que la herramienta de APROVECHAR es tan importante porque si no aprovechamos cada oportunidad o cada «ejercicio» para aprender nos hacemos correspondientes con nuevos «ejercicios» y situaciones cada vez más difíciles.

Sé que puede sonar algo difícil, pero imagina ahora que cualquier problema que estés viviendo no es más que un ejercicio o unos «deberes de casa» que te han puesto tus maestros dentro del diseño pedagógico que tienes preparado para crecer. Imagina que en ved de afrontar ese mismo problema con la mirada de «la obligación» lo mireses desde el punto de vista de APROVECHARLO como un reto de esos que un niño juguetón utiliza con sus amigos a la hora de jugar ¿cambiaria en algo la forma de afrontarlo?

Pero claro, te preguntarás pero ¿qué es lo que tengo que aprender? Pues igual que con los problemas de mates solo había que aprender a hacer cálculos matemáticos, con los retos que la vida solo debemos aprender a verificar cómo funcionan las maravillosas 7 herramientas de la felicidad que como ya hemos visto otras veces son:

Agradecer

Actuar

Asumir

Adaptarse

Valorar

Respetar

y sobre todo Aceptar

¿recuerdas este vídeo con el que comenzamos este blog hace ahora un año? https://youtu.be/bQWj4hfYyqw

Por tanto el ejercicio entonces es aplicar para cualquier problema que la vida te presente alguna de estas 7 herramientas y eso supone como sabes sus correspondientes renuncias:

Agradecer supone RENUNCIAR a sufrir ante las dificultades, comprendiendo que tienen un profundo propósito de liberarme de las limitaciones.
Actuar supone RENUNCIAR a agredir de pensamiento, palabra y obra a nada ni a nadie. El hacer es la clave del tener.
Asumir supone RENUNCIAR a culpar a nada ni a nadie por lo que me suceda o deje de suceder
Adaptarse supone RENUNCIAR a creer que la felicidad está en otra parte deferente a nuestro interior.
Valorar supone RENUNCIAR a quejarme de lo que tengo. La queja nos hace pobres.
Respetar supone RENUNCIAR a criticar, descalificar, juzgar, condenar y castigar a toda persona por cualquier motivo.
Aceptar supone RENUNCIAR a intentar cambiar a los demás y, en su lugar, trabajar sobre uno mismo.
En definitiva te invito al menos durante esta semana, a RENUNCIAR a tratar de modificar el diseño pedagógico de tu experiencia y a cambio APROVECHAR alguno de los «problemas» que puedas estar viviendo para verificar que si aplicas las 7 herramientas de la felicidad y su correspondientes renuncias, puedes tener la clave de lo que te falta por aprender.

Recuerda que el día que ya sepas aprovechar las oportunidades y aprender, aprobarás cada asignatura y la vida, como tu maestra, ya no te volverá a poner «deberes para casa».

Feliz semana!!