Como te anuncie la semana pasada vamos a cambiar de tercio y abordar un nuevo tema: el miedo.
El miedo es una de las emociones que actualmente, en la época de crisis que estamos viviendo, ha hecho mella en buena parte de las personas, las empresas y en la sociedad en general y se ha convertido en uno de las mayores amenazas con la que nos levantamos todos los días.
Por ejemplo, el miedo es una de las formas utilizan las empresas para “sobrevivir como se pueda”,“El 51 % de los directivos reconocen que en su empresa se fomenta el miedo para lograr los objetivos” (Pilar Jericó, la autora del libro “No Miedo”)
Pero no sé si te has parado a pensar qué es realmente el miedo y cuáles son sus consecuencias.
El miedo es una reacción instintiva que surge en nosotros ante una situación de amenaza y que nos prepara para la defensa. Se trata de una reacción automática que para sobrevivir en la naturaleza es muy útil, pero que puede volverse una gran limitación en otro tipo de circunstancias como las que vivimos en el día a día. Me explico.
Si nos vamos al reino animal, que vive en un entorno natural amenazante, tener la posibilidad de reaccionar de forma rápida y eficaz es muy útil para poder sobrevivir. Se crea la situación amenazante, surge el instinto, el cuerpo se pone en tensión para desplegar toda su capacidad y eso ayuda al animal a defenderse. Pero aquí hay un matiz muy importante que diferencia a los animales de los humanos.
Los animales utilizan de una forma muy eficaz este instinto y en el mismo instante en el que la amenaza desaparece su cuerpo se relaja y vuelve a su estado normal de paz y tranquilidad en cuestión de segundos.
En cambio los humanos pasamos el instinto por el matiz de “la razón” y eso hace que generemos un sentimiento. Un sentimiento es una interpretación mental de la emoción: una reacción sentí-mental. Es decir, solo con nuestra mente somos capaces de mantener la tensión de forma casi indefinida aun cuando la amenaza ya no se encuentra físicamente presente.
Y ¿De dónde sale ese sentimiento?, del filtro que le ponemos a la emoción en función de nuestras creencias. Es decir si “creemos” que algo nos puede hacer daño, entonces activamos nuestro instinto y nuestro cuerpo reacciona igual que realmente lo fuese.
No sé si te has dado cuenta, pero esto hace que no necesitamos que se nos presente la situación amenazante. Porque antes de que aparezca la “creamos” en nuestra mente a través de nuestras creencias.
Pero eso no es lo peor. Además de generar la tensión corporal que sería necesaria para un instante de defensa, simplemente con la mente, mantenemos el cuerpo en tensión de manera constante en el tiempo lo que termina derivando en estrés.
Y ya para terminar,y cerrando el círculo, «creemos» que estar estresados es lo que necesitamos para poder “defendernos” y sobrevivir en un entorno de crisis como la actual. Parece que la frase que más mola con los amigos es “estoy estresado” jajaja
La semana que viene veremos que el miedo da lugar a una reacción de defensa que genera agresión y, como ya hemos hablado otras veces, el resultado de la agresión no es sino más agresión. ¡Y luego nos extraña que estemos todos tan crispados…!
La única manera de desmontar el miedo es comprender que no es necesario defenderse de nada y actuar con paz renunciando totalmente a la agresión. Te dejo un vídeo con el que «casualmente» inicie este blog porque me gusta mucho y que representa muy bien esos fantasmas que nos paralizan y que tienen el peligro de no permitirnos descubrir lo maravillosa que es la vida. http://youtu.be/kNeTeudeygQ
Profundizaremos en todo esto de los miedos y sus consecuencias, pero de momento me gustaría proponerte como ejercicio de la semana observar tu mente y detectar en cuantas ocasiones estas creando “fantasmas” que no te permiten reaccionar de una forma relajada y disfrutar
Feliz semana!!